Cronicas de L’0stia

Presento la portada provisional y el prologo de mi libro, que habla de la Barceloneta, lo  terminé en septiembre del 2007, y espero publicarlo pronto, si las autoridades no deciden lo contrario. La fotografía de la portada refleja la agonía de un viejo pesquero pudriéndose al sol en una lenta agonía, tal vez sea  este también el destino que le aguarda a los viejos barrios.

Prologo:

Cronicas de L’Ostia.   Barceloneta 1949-1992

Relatar estas historias me ha llevado a comprender  esa manía de  los hermanos escolapios de obligarnos a hacer “una redacción al regresar de un día de   excursión”. –Haced un resumen de las experiencias vividas este día –exigían los devotos de Jesús.

Hoy cincuenta años después, sin que ningún profesional de la santería me lo exija, me he puesto a redactar las experiencias que por  motivos  que desconozco, han quedado colgadas en mi memoria desde que tengo uso de razón.  Toda mi vida ha transcurrido en la Barceloneta; –L’Ostia como se le ha llamado siempre–, era una porción de arena que limitaba al norte con la vía del tren, al sur con el rompeolas, al este con la playa, y al oeste con el puerto. Asi pues salvo algunas incursiones obligadas a Barcelona,  la city jamás despertó en mí el menor interés. Sabía muy bien que había vida mas allá de la vía del tren, pero no me interesaba. Mi universo era mi barrio, toda mi familia estaba allí,  mis amigos, mi trabajo, y siempre he sabido, que también mi futuro.

Algunos pueden pensar que estos relatos son fruto  de mi imaginación y de la vanidad; tal vez la vanidad haya influido un poco, pero puedo asegurar que carezco de imaginación y aunque no fuera así, debería ser un genio –y salta a la vista que no lo soy– para poder inventar todas estas historias sin hacerme un lío.

La Barceloneta fue al principio un barrio marginal; durante muchos años, estuvo fuera de las murallas de la ciudad, una ciudad que cada mañana  abría las puertas, y  nos permitía entrar, y cada noche las cerraba y nos dejaba fuera. Nuestro barrio también estaba cerrado, aunque jamás necesito murallas, la mala fama, de que gozaba por tratarse de la zona portuaria, donde convivían pescadores, estibadores, marinos, gentes humildes de todos los oficios, y también malhechores de toda condición, hacia que poca gente de Barcelona lo tuviera como destino de veraneo.

Que los barrios desaparecen, es un hecho del que todos podemos dar fe, no me refiero a los edificios, un barrio no son las piedras las calles ni tampoco las casas, es algo mas, son las gentes que lo habitan, sus costumbres, los contrastes culturales, las historias de sus personajes, con sentimientos pasiones, odios, luchas, envidias, amistad, compañerismo y sobre todo fuerza para poder sobrevivir.

Seria fantástico que  en Barcelona algún vecino de cada barrio escribiera algún día como se vivía en el y dejara  unos folios que recordaran el pasado y las costumbres, para que las generaciones venideras puedan conocer la versión personal de un nativo, que a buen seguro no tendrá nada que ver con la oficial que siempre nos presentan los historiadores, y que resultan un coñazo.

Por ultimo, decir que este libro trata de recuerdos, de personas que ya no están, pero que de alguna manera no se han ido y todavía vagan por nuestras calles, se sientan en nuestros bares,  están presentes en nuestro recuerdo y en  este barrio que no les dejará morir, ya que mientas su memoria perdure la Barceloneta  existirá porque sencillamente son “un reflejo de su alma.”

Vicens Forner

~ por vforner en marzo 25, 2010.